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Se presentó el modelo de intervención de educación emocional en ámbitos educativos

07-09-2018

La publicación se enmarca en el proyecto Siento, luego aprendo, realizado por Gurises Unidos con apoyo de la fundación ReachingU, y busca ser un aporte para mejorar la calidad de la educación, favoreciendo así la inclusión social.

Esta iniciativa involucra un trabajo de cuatro años, comenzando por un proyecto piloto realizado junto a niñas, niños y adolescentes, así como con maestros y docentes de dos escuelas de Montevideo. La segunda etapa de la propuesta se basó en una instancia de formación en educación emocional, dirigida a docentes y maestros, con el objetivo de incorporar estas herramientas en las aulas.

“Nos preocupa lo que están siendo los resultados educativos y la asociación casi directa que hay entre lo socioeconómico y los resultados de aprendizaje”, señaló la psicológa Mariana Silveira, integrante de Gurises Unidos, y agregó que esto da cuenta de que el sistema educativo no está respondiendo todas las necesidades educativas de niños y niñas. En este sentido, Silveira subrayó la importancia de los centros educativos como un espacio donde niñas y niños ponen en juego sus habilidades socioemocionales y puedan desarrollarlas y fortalecerlas. Trabajar estas habilidades es una forma para lograr el bienestar individual y grupal, pero también prevenir las situaciones de violencia y mejores climas emocionales para la convivencia.

“No existe aprendizaje sin emociones y el aprendizaje se da en determinadas condiciones emocionales”, remarcó la psicóloga, y añadió que el proyecto focaliza y revaloriza el vínculo docente-alumno.

El modelo de intervención de educación emocional se basa en tres módulos, comentó la psicóloga Marianella Rosá: Autoconocimiento, conocimiento de los demás y disposición al aprendizaje.

En cuanto al autoconocimiento, se trabajó para que los niños y niñas ampliaran su espectro de emociones, así como en el autoconcepto y en la autoregulación de las emociones. Por otra parte, el conocimiento de los demás se basó en el relacionamiento saludable con los otros, trabajando habilidades como la empatía, la asertividad y el manejo de conflictos interpersonales. Por último, la disposición al aprendizaje trabajó con habilidades como la motivación, la autoeficacia, la perseverancia y la tolerancia a la frustración.

Entre 2016 y 2017 se realizaron talleres de sensibilización a docentes y maestros, y a partir de esta experiencia, en el 2018 se llevó adelante la “Formación semipresencial en Educación Emocional” para el que se inscribieron más de 200 personas vinculadas al ámbito educativo. En el Seminario  compartieron su experiencia algunos docentes que participaron  de esta experiencia de formación. “El docente debería ser el primer receptor de la educación emocional para luego brindarlo en el aula”, comentó el profesor Álvaro Giudice, quien participó en este curso y contó su experiencia en el seminario. “Nuestra tarea es acercar desde el afecto, y dejarnos afectar también a nosotros mismos. El clima de aula que podemos generar es altamente favorecedor de estos aprendizajes”, añadió la maestra Elia Rivero, también participante del curso. Por su parte, la maestra Laura Robaina reflexionó que estamos en un momento educativo en el que los recursos están, pero hay dificultades en la adquisición de aprendizajes y el vínculo sigue siendo el motor del aprendizaje.